El periodismo continúa siendo una profesión amenazada por la persecución política y la violencia. Los datos de 2015 así lo demuestran. Aunque disminuyó la cifra de detenidos por Estados, aumentó de forma preocupante el número de periodistas secuestrados por grupos armados o delincuenciales, según el informe anual preliminar de Reporteros sin Fronteras (RSF).
Desde París, la organización aseguró que en la actualidad hay 54 periodistas secuestrados, un 35 por ciento más que en diciembre de 2014, la mayor parte de ellos en Siria, mientras que el número de encarcelados se ha reducido un 14 por ciento hasta 153.
“A esta cifra abrumadora hay que agregarle tres periodistas-ciudadanos y cuatro colaboradores de medios de comunicación que aún se encuentran en manos de grupos no estatales en el mundo. No es una sorpresa: Siria se encuentra a la cabeza. Los periodistas representan un blanco fácil para grupos radicales como Daesh o el Frente Al-Nusra, que no sólo se sirven de los secuestros para obtener rescates, sino también como una manera de ejercer presión y de hacer que reine el terror para acallar toda crítica. Regiones enteras del país se han convertido en agujeros negros de la información”, establece el documento de RSF.
El Estado Islámico es quien más periodistas mantiene secuestrados, 18, seguido de los hutíes con 9, lo que ha convertido a Yemen en el segundo país con más rehenes desde que estalló el conflicto en septiembre de 2014.
Por su parte, el Frente Al-Nusra mantiene secuestrados a cuatro periodistas, entre ellos los españoles Ángel Sastre, José Manuel López y Antonio Pampliega, raptados en Alepo el 13 de julio.
“El número de periodistas secuestrados por más de 24 horas (hayan sido liberados o asesinados) disminuyó este año. Un hecho que puede explicarlo: en Ucrania, donde se concentró la mayoría de los secuestros el año pasado, no se registró ninguno en 2015. Aunque las zonas bajo control de separatistas de Dombás siguen siendo presa de una total arbitrariedad, la congelación del frente de batalla, un descenso de la intensidad de los combates y una menor presencia de la prensa han influido en esta disminución”, agregó el ente.
El 70 por ciento de los secuestros tuvo lugar en zonas de conflicto y solo el 5 por ciento fue de periodistas extranjeros.
Asimismo, tal como reitera el informe, es de resaltar el descenso del número de periodistas encarcelados, con 153 frente a 178 en 2014. No obstante, persisten graves casos de países que persiguen a quienes informan.
“Las prisiones más grandes para los periodistas siguen siendo China, Irán, Egipto y Eritrea. En Irán, la enésima ola de detenciones de periodistas acusados de espionaje en noviembre de 2015, así como la detención arbitraria de Jason Rezaïan, corresponsal iraní-estadounidense de The Washington Post, hace año y medio, son un ejemplo de estas prácticas”, advirtió RSF.
Causas y alertas
Sobre los secuestros, ¿qué gana el terrorismo con realizar estas acciones contra profesionales de la información?
Para Hasan Turk, internacionalista y docente, “grupos como el EI persiguen a los periodistas sabiendo que si los secuestran llamarán la atención de la comunidad internacional y estarán en la mira de las potencias occidentales. El objetivo es por tanto internacionalizar su presencia, poner a los medios a debatir sobre el tema, y generar terror entre las naciones”.
Respecto a las detenciones estatales, Reporteros Sin Fronteras hizo énfasis en cómo la situación en Turquía tiende cada vez a empeorar, mientras el Ejecutivo de Recep Erdogan interviene y clausura medios críticos.
“En noviembre fueron detenidos Can Dündar, director de la redacción de “Cumhuriyet” (República), medio tradicional que recibió el premio de RSF a la libertad de prensa este mismo año, y su colaborador en Ankara Erdem Gül”,denunció RSF.
Para Turk, “estas prácticas son exclusivas de Erdogan e iniciaron desde las manifestaciones del parque Taksim Gazi, en 2013, entre el miedo de que la primavera árabe se trasladara a Turquía. Desde entonces, cada vez que pasa por una coyuntura crítica persigue a la prensa y encarcela a los periodistas sin mayor explicación. Esas son señales del desespero del Ejecutivo”.
TOMADO DE EL COLOMBIANO
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