Después de 84 días recibió abrazos en lugar de entregarlos. Sus compañeros lo buscaron para festejar que en los primeros 15 minutos el Real Madrid sentenciaba el partido frente al Espanyol con un centro suyo preciso a la cabeza de Benzemá y un remate de pierna izquierda con destino de gol hacia el segundo palo que se desvió en Duarte para el 3-0.
James volvió a tener un festejo propio. Los brazos en alto para sacudirse del comienzo de año turbulento. Su zurda está intacta. Jugó por la banda derecha y cuando combinó pases con Modric, Real Madrid resolvió el partido. A los siete minutos enganchó hacia el centro levantó la cabeza y encontró al delantero francés que se de cabeza puso el 1-0.
En una jugada parecida encontró su anotación, la cuarta de la temporada. Modric, más liberado de la función de recuperar y quitar, lo buscó y de nuevo enfiló para el centro. Desde la puerta del área buscó el segundo palo, la pelota se desvió en el defensor para el 3-0. No marcaba desde el 8 de noviembre cuando volvió de la lesión en la derrota 3-2 frente al Sevilla.
Por esa zona del campo fue imparable. Tuvo otra opción en una media vuelta que terminó en córner. En el final del primer tiempo, Duarte frenó otra de sus enganches con una falta que le costó amarilla.
Lo demás fue toque y circulación para disfrutar. Zidane lo mantuvo 90 minutos por primera vez. James se acerca a su mejor versión. Se perfila como el medio campista más asistidor de la liga. Tiene seis.
El técnico francés terminó satisfecho por su trabajo. "Estoy contento por el desempeño que tuvo James, en especial por lo que hizo mientras no tuvo la pelota", explicó.
Disfrutó del partido, recibió abrazos. Sintió como propio el reconocimiento que el estadio le brindó al equipo por la goleada 6-0. James se merece celebrar.
TOMADO DE AS
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